Porque los amamos...
Los extrañamos porque los amamos.
Viven en nuestra memoria a través de los recuerdos;
Esos que nos unieron a ellos: momentos compartidos, los especiales y los cotidianos, abrazos, besos, risas y llantos.
Los lloramos porque los amamos.
Son importantes, siguen presentes entre nosotros:
Gestos y sonrisas materializándose en sus fotos, en sus cosas,
En nuestra mente que recuerda sus historias, sus anécdotas.
Los respetamos porque los amamos.
Han sido ejemplo de vida, de esfuerzo y dedicación:
El deber cumplido, la obra de sus manos, sus encargos,
Sus proyectos e ilusiones, sus anhelos y esperanzas....
Los evocamos porque los amamos.
Nuestra vida se enriquece y dignifica al nombrarlos:
Por lo que fueron, por lo que son, por lo que fuimos,
Lo que somos y lo que dejaremos a través de ellos.
Los homenajeamos porque los amamos.
Debemos hacer un alto y pensar, es necesario aceptar;
Que no podemos retenerlos más, que deben seguir su camino
Y en los brazos amorosos del Dios de la Vida descansar.
Los extrañamos, lloramos, respetamos y evocamos.
Los homenajeamos porque los amamos.
Lo merecen, lo necesitamos hasta nuestro reencuentro,
Allá en la tierra nueva, el paraíso prometido, la eternidad...
Los extrañamos porque los amamos.
Viven en nuestra memoria a través de los recuerdos;
Esos que nos unieron a ellos: momentos compartidos, los especiales y los cotidianos, abrazos, besos, risas y llantos.
Los lloramos porque los amamos.
Son importantes, siguen presentes entre nosotros:
Gestos y sonrisas materializándose en sus fotos, en sus cosas,
En nuestra mente que recuerda sus historias, sus anécdotas.
Los respetamos porque los amamos.
Han sido ejemplo de vida, de esfuerzo y dedicación:
El deber cumplido, la obra de sus manos, sus encargos,
Sus proyectos e ilusiones, sus anhelos y esperanzas....
Los evocamos porque los amamos.
Nuestra vida se enriquece y dignifica al nombrarlos:
Por lo que fueron, por lo que son, por lo que fuimos,
Lo que somos y lo que dejaremos a través de ellos.
Los homenajeamos porque los amamos.
Debemos hacer un alto y pensar, es necesario aceptar;
Que no podemos retenerlos más, que deben seguir su camino
Y en los brazos amorosos del Dios de la Vida descansar.
Los extrañamos, lloramos, respetamos y evocamos.
Los homenajeamos porque los amamos.
Lo merecen, lo necesitamos hasta nuestro reencuentro,
Allá en la tierra nueva, el paraíso prometido, la eternidad...
Pr. Carlos Abel Brauer
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