Hacer feliz a otro es algo que está al alcance de todos.
La felicidad es a veces tan simple como, dejar a un lado tu yo y prestar atención a los demás. Abnegarte y sentir que esa abnegación es parte de tu maduración. Sacrificas un poco de tiempo y descubres que alguien es feliz gracias a ese pequeño sacrificio.
Cierras ventanas, dejas de ser observador, comienzas a dejarte ver. Abres una puerta y milagrosamente todo se llena de luz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Que te pareció esta nota?