Cuando los ángeles se volvieron al cielo, los pastores comenzaron a decirse unos a otros:
--Vamos, pues, a Belén, a ver esto que ha sucedido y que el Señor nos ha anunciado.
Fueron de prisa y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el establo.
…Luego regresaron dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían visto y oído,
pues todo sucedió como se les había dicho.
(Lucas 2:15-16.19)
¡Qué sorpresas nos da Dios! El Rey del mundo, el Señor de señores, el Hijo de Dios, nace en la más absoluta pobreza, en la soledad de un pesebre, en un rincón olvidado de la tierra, sin otra compañía que la de su madre primeriza y su padre temeroso… y algunos animales.
Que Jesús haya nacido en Belén, en un establo, es parte de la opción de Dios por un proyecto de vida que nada tiene que ver con la manera en que las personas hemos entendido y seguimos entendiendo el éxito. Para Dios el éxito no pasa por el triunfo sino por la capacidad de generar espacios de solidaridad. Para Dios el éxito no está en la cantidad sino en la calidad de las relaciones interpersonales y en la buena intencionalidad de las actitudes. Para Dios el éxito pasa por el abrazo capaz de contener, la sonrisa cálida, la mirada franca, la mano tendida, la palabra amable, la entrega generosa. Jesús nace y muere rodeado de una comunidad muy pequeña, pero fiel...
Nosotros y nosotras, en Mar del Plata, somos una comunidad pequeña que quiere asumir el modelo de misión que Dios nos propone ya en el nacimiento de Jesús. Queremos ser un espacio que convoca, que reúne, que suma a aquellas personas que quieran hacer algo por el bien del prójimo. Somos una comunidad entusiasta que, sin ignorar sus limitaciones, quiere comprometerse en la búsqueda de una sociedad mejor: más justa, más libre, más sincera, más tolerante, más inclusiva. Así lo definimos en la visión que hemos construido recientemente. Queremos ser “Una comunidad de puertas abiertas, anunciando el mensaje de Jesús, entusiasta y esperanzadora, que busca el crecimiento en fe, compromiso y número, con autosostenimiento y compromiso social”.
Los pastores de los campos de Belén, cuando escucharon de boca de los ángeles cuál era el proyecto de Dios, se entusiasmaron y corrieron al establo, para conocer, para participar, para sumarse, para hacerse parte de la fiesta de algo nuevo que -desde la humildad de un pesebre- iba a revolucionar a la humanidad entera. La vida de los hombres y de las mujeres que se acercaron a conocer a Jesús, nunca fue la misma. Los pastores no podían dejar de hablar de su experiencia. Dice el relato que ellos “regresaron dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían visto y oído”.
Si cada uno de nosotros y nosotras se acerca con esperanza al pesebre de la Vida y se hace parte de esta propuesta maravillosa de Dios, que quiere cambiar vidas y que quiere transformar la realidad del mundo, ¡cuántas cosas pueden pasar y cuántas cosas pueden ser diferentes y mejores en nuestras casas, en nuestra iglesia, en nuestro barrio! Muchos y muchas ya podemos decir, con alegría: “Jesús transformó mi vida”.
Quisiera invitarte a ser parte de la experiencia linda de celebrar la acción de Dios en medio de la historia. Quisiera invitarte a dar gracias por la presencia de Jesús en medio nuestro. Y quisiera invitarte a que te sumes al proyecto de Vida que queremos llevar adelante como comunidad de fe en Mar del Plata.
Como los pastores que corrieron al pesebre para encontrarse con Jesús, te esperamos en el pesebre grande de la comunidad de fe que juntos y juntas formamos, que celebra cada domingo y que trabaja cada día de la semana en Alvarado y en Alió. Y como aquellos mismos pastores, no dejemos de contar “lo que hemos visto y lo que hemos oído”, aquellas cosas que pasan a nuestro alrededor y que nos cuentan que el proyecto de Dios está vivo y sigue transformando.
Que puedas caminar en esperanza y en fe al encuentro de Jesús. El te espera en el pesebre para contarte que Dios te ama y que tiene un proyecto de Vida al cual invitarte. Un proyecto que te cambia y que te invita, con otros y otras, a revolucionar el mundo.
Bendecido tiempo de Adviento.
Pastor Gerardo Oberman
Mar del Plata, 1 de diciembre de 2006
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