Ese es el título de una novela juvenil que muchos adolescentes miran por las tardes. El siguiente escrito, de una de nuestras hermanas nuevas en la congregación, me recordó este título. Que vos y yo, en nuestro diario caminar, hagamos carne lo que ella escribe.
“Sólo en mi mente imaginé la forma de los ángeles. Influida tal vez por las pinturas que los describen, en artistas como Velásquez o Gentileschi. Eran apariciones divinas que traían anuncios de Dios a las personas. Anuncios malos o ¡anuncios buenos!
Dios me concedió, en estos últimos meses, el regalo de conocer a estos seres.
Pero estos no son como me los imaginaba o como los había visto en mis pinturas. Usan pantalones o polleras; no tienen alas y no vuelan. ¿O si? Son en esencia lo mismo: hacen cosas maravillosas y en ellos se ve, claramente, a Dios en su plenitud. ¿Cómo agradecer a Dios por estos ángeles, hermanos que veo en mi iglesia y no en mi mente? Por su ayuda, por su consuelo en estos tiempos tan difíciles para mi y para muchos, por sus buenos anuncios, el calor que comparten, su entrega, y por ejercer la perfecta voluntad de Dios.
Dios, ayúdame a ser igual a ellos... Para poder volar.”
Claudia Martínez
Esta nota está tomada del boletín Como el agua, del mes de agosto de 2007. Hace referencia a la ayuda para combatir el frío que la iglesia pudo dar gracias a la generosa contribución solidaria de la Primera Iglesia Presbiteriana de Hormigueros, pastoreada por Fernando Rodríguez. Gracias!!!
Publicado por Gerki
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